domingo, 29 de marzo de 2020

ETAPAS DE BUERO VALLEJO

Otras preguntas que se pueden hacer sobre Buero Vallejo, en relación con Historia de una escalera.
Habitualmente se divide su obra en tres etapas que, genéricamente, planteamos del siguiente modo:



1. Teatro existencialDesde 1949 (Historia  de una escalera, En la ardiente oscuridad) hasta  1957 (Las  cartas  boca  abajo).  Su  producción  se   distingue  por  el  pensamiento existencial  y  el  interés  centrado  en  los  problemas  individuales  y  familiares  sin menosprecio de los sociales. A pesar de la  aparición de símbolos, predomina el escenario  tradicional,  aunque  ya  aparecen  características  que  serán  mucho  más desarrolladas  en  su  dramaturgia  posterior:  oposición  activos/contemplativos,  el tema de la ceguera, la búsqueda de la verdad y el rechazo de la mentira, la crítica de la guerra...).

2.  Teatro socialDe  1958  a  1967  (donde  hemos  de  encuadrar El  tragaluz)  la  responsabilidad social  y  política  del  individuo  se  incrementa.  Sus  actos  provocan  efectos  en  el mundo  que  lo  rodea.  Hay  una  tendencia  evidente  a  denunciar  la  mentira,  el abuso  de  poder,  la  guerra  y  la  explotación  en  las  adversas  circunstancias  de  la dictadura  franquista,  lo  cual  lleva  a  Buero  a  cultivar  la  tragedia  histórica: Un soñador  para  un  pueblo, Las  meninas... El marco histórico y las acciones son espejo del pasado reciente (e incluso presente) de la España de Buero.

Técnicamente,  el  escenario,  en  esta  etapa,  se  hace  múltiple,  representándose escenas  de  manera  simultánea.  La  acción  se  fragmenta  y  disemina  en  diversos tiempos y espacios. Comienza  así  el  uso  de  narradores  y  se  incrementa  la  participación  del  público en  el  punto  de  vista  íntimo  de  los  protagonistas, visible  desde En  la  ardiente oscuridad, por la ausencia de luz en el escenario y la sala, en algunos momentos, traspasándose    momentáneamente    la    ceguera    de    los    personajes    a    los espectadores.

3.  Teatro experimental A  partir  de  1967  el  teatro  de  Buero  Vallejo  continuó  por  la  línea  de  la experimentación y desarrollo de técnicas innovadoras que incorpora a sus fines y tiñe de rasgos peculiares. En El sueño de la razón o La fundación el espectador participa del punto de vista del yo, de la subjetividad del protagonista: la sordera de  Goya,  por  ejemplo.  Son  obras  con  ricos  efectos  escenográficos,  que  pueden relacionarse con la irrealidad, con lo onírico. Su última obra estrenada, Trampas del azar, data de 1994.



1. En qué época se estrenó y cómo fueron las circunstancias de su estreno
Historia de una escalera fue estrenada 10 años después del final de la guerra civil, exactamente el 14 de octubre de 1949, en el Teatro Español de Madrid, coincidiendo con el periodo más duro de la dictadura franquista. Las circunstancias por las que atravesaba España en ese momento eran bastante difíciles, debido a que tras la Segunda Guerra Mundial, que termina con la derrota de los regímenes totalitarios, España queda aislada tanto en el plano diplomático y cultural como en el económico. Esto deriva en una profunda crisis económica y social donde la mayor parte de la población vive entre penurias, los productos básicos se encuentran relacionados y florece el mercado negro, conocido en la época como estraperlo.
Esta obra estaba escrita por alguien que pertenecía al bando de los derrotados y que había sufrido directamente las consecuencias de la guerra. Condenado a muerte por haber combatido con los republicanos, Buero había conocido las cárceles franquistas y la represión. Pero gracias al premio Lope de Vega pudo estrenar la obra que tuvo un gran éxito y que inauguró su larga y fecunda carrera teatral.

2. ¿Cómo era el panorama literario de la época?
El desolador panorama teatral de la posguerra estaba dominado por autores comerciales de escasa ambición estética que se plegaban al gusto burgués que dominaba los teatros fundamentalmente madrileños y los presupuestos ideológicos conservadores del franquismo. Historia de una escalera llevaba la escena por primera vez desde la guerra un pedazo de realidad que no tenía nada que ver con el teatro burgués y se escribía en una corriente literaria, el realismo social, que dominaría la novela, la poesía y el teatro de la década posterior. El realismo social pretendía presentar los conflictos de una sociedad aplastada por la pobreza, las diferencias sociales y la falta de expectativas, la sociedad opresiva y gris de la larguísima posguerra el realismo social, aún con la limitación de la censura franquista, que analizaba la literatura de los escritores que se oponían al régimen y que creían que el mejor servicio que podían hacer era presentar esa realidad que era ocultada por el arte oficial. Sus principios estéticos son conocidos: verosimilitud, acercamiento a lo cotidiano y espíritu crítico frente a una realidad insatisfactoria.

3. ¿A qué etapa de la producción del autor pertenece esta obra? Características de la misma.
En el Teatro de Buero Vallejo pueden distinguirse varias etapas: una época de teatro existencial, hasta muy avanzados los años 50; una etapa de crítica social más decidida, que iría desde fines de los 50 hasta el término de la década siguiente; y un teatro último en el que la preocupación existencial y social se conjuga con el deseo de innovación formal
Historia de una escalera pertenece a la primera etapa del autor que tiene como características fundamentales: la reiteración en sus obras de temas como la libertad, la justicia, la verdad y también muchos motivos argumentales y dramáticos, como los personajes con limitaciones físicas y la utilización de espacios y otros elementos reales con función simbólica es asimismo habitual en las obras de esta etapa el deseo de ahondar en ciertos aspectos de la naturaleza humana: la soledad, la felicidad, el amor la libertad, la hipocresía, la falta de autenticidad... pero no se trata de un teatro psicológico sino alegórico, en el que la preocupación por problemas humanos universales propicia que los dramas tengan un alcance moral que bordea lo metafísico. Es habitual también que las tramas de las piezas queden encarnadas en los personajes definidos históricamente, cuyos problemas individuales adquieren una dimensión genérica. Por esa delimitación socio-histórica de los personajes y las tramas de sus obras, el teatro de Buero ha tenido una constante intención de testimonio o crítica social.
Las obras pertenecientes a esta etapa son dos puntos Historia de una escalera (1949); En la ardiente oscuridad (1950); La tejedora de sueños (1952); La señal que se espera (1952); Casi un cuento de hadas (1953); Madrugada (1953);  Irene o el tesoro (1954); Hoy es fiesta (1955); Las cartas boca abajo ( 1957 ).