Habitualmente se divide su obra en tres etapas que, genéricamente, planteamos del siguiente modo:
1. Teatro existencial. Desde 1949 (Historia de una escalera, En la ardiente oscuridad)
hasta 1957 (Las cartas
boca abajo). Su
producción se distingue
por el pensamiento existencial y
el interés centrado
en los problemas
individuales y familiares
sin menosprecio de los sociales. A pesar de la aparición de símbolos, predomina el escenario tradicional,
aunque ya aparecen
características que serán
mucho más desarrolladas en
su dramaturgia posterior:
oposición
activos/contemplativos, el tema
de la ceguera, la búsqueda de la verdad y el rechazo de la mentira, la crítica de
la guerra...).
2. Teatro social. De 1958
a 1967 (donde
hemos de encuadrar El
tragaluz) la responsabilidad social y
política del individuo
se incrementa. Sus
actos provocan efectos
en el mundo que
lo rodea. Hay
una tendencia evidente
a denunciar la
mentira, el abuso de
poder, la guerra
y la explotación
en las adversas
circunstancias de la dictadura
franquista, lo cual
lleva a Buero
a cultivar la
tragedia histórica: Un soñador
para un pueblo, Las
meninas... El marco histórico y las acciones son espejo del pasado
reciente (e incluso presente) de la España de Buero.
Técnicamente,
el escenario, en
esta etapa, se
hace múltiple, representándose escenas de
manera simultánea. La
acción se fragmenta
y disemina en
diversos tiempos y espacios. Comienza
así el uso
de narradores y se incrementa
la participación del
público en el punto
de vista íntimo
de los protagonistas, visible desde En
la ardiente oscuridad, por la
ausencia de luz en el escenario y la sala, en algunos momentos, traspasándose momentáneamente la
ceguera de los
personajes a los espectadores.
3. Teatro experimental A partir
de 1967 el
teatro de Buero
Vallejo continuó por
la línea de la experimentación
y desarrollo de técnicas innovadoras que incorpora a sus fines y tiñe de rasgos
peculiares. En El sueño de la razón o La fundación el espectador participa del
punto de vista del yo, de la subjetividad del protagonista: la sordera de Goya,
por ejemplo. Son
obras con ricos
efectos escenográficos, que
pueden relacionarse con la irrealidad, con lo onírico. Su última obra
estrenada, Trampas del azar, data de 1994.
1. En qué
época se estrenó y cómo fueron las circunstancias de su estreno
Historia de
una escalera fue estrenada 10 años después del final de la guerra civil,
exactamente el 14 de octubre de 1949, en el Teatro Español de Madrid,
coincidiendo con el periodo más duro de la dictadura franquista. Las
circunstancias por las que atravesaba España en ese momento eran bastante
difíciles, debido a que tras la Segunda Guerra Mundial, que termina con la
derrota de los regímenes totalitarios, España queda aislada tanto en el plano
diplomático y cultural como en el económico. Esto deriva en una profunda crisis
económica y social donde la mayor parte de la población vive entre penurias, los
productos básicos se encuentran relacionados y florece el mercado negro,
conocido en la época como estraperlo.
Esta obra estaba escrita por
alguien que pertenecía al bando de los derrotados y que había sufrido
directamente las consecuencias de la guerra. Condenado a muerte por haber
combatido con los republicanos, Buero había conocido las cárceles franquistas y
la represión. Pero gracias al premio Lope de Vega pudo estrenar la obra que
tuvo un gran éxito y que inauguró su larga y fecunda carrera teatral.
2. ¿Cómo era
el panorama literario de la época?
El desolador panorama teatral de
la posguerra estaba dominado por autores comerciales de escasa ambición estética
que se plegaban al gusto burgués que dominaba los teatros fundamentalmente
madrileños y los presupuestos ideológicos conservadores del franquismo. Historia de una escalera llevaba la escena por primera vez desde la guerra un
pedazo de realidad que no tenía nada que ver con el teatro burgués y se
escribía en una corriente literaria, el realismo social, que dominaría la
novela, la poesía y el teatro de la década posterior. El realismo social
pretendía presentar los conflictos de una sociedad aplastada por la pobreza,
las diferencias sociales y la falta de expectativas, la sociedad opresiva y
gris de la larguísima posguerra el realismo social, aún con la limitación de la
censura franquista, que analizaba la literatura de los escritores que se
oponían al régimen y que creían que el mejor servicio que podían hacer era
presentar esa realidad que era ocultada por el arte oficial. Sus principios
estéticos son conocidos: verosimilitud, acercamiento a lo cotidiano y espíritu
crítico frente a una realidad insatisfactoria.
3. ¿A qué
etapa de la producción del autor pertenece esta obra? Características de la
misma.
En el Teatro de Buero Vallejo
pueden distinguirse varias etapas: una época de teatro existencial, hasta muy
avanzados los años 50; una etapa de crítica social más decidida, que iría desde
fines de los 50 hasta el término de la década siguiente; y un teatro último en
el que la preocupación existencial y social se conjuga con el deseo de
innovación formal.
Historia de una escalera pertenece a la primera etapa del
autor que tiene como características fundamentales: la reiteración en sus obras
de temas como la libertad, la justicia, la verdad y también muchos motivos
argumentales y dramáticos, como los personajes con limitaciones físicas y la
utilización de espacios y otros elementos reales con función simbólica es
asimismo habitual en las obras de esta etapa el deseo de ahondar en ciertos
aspectos de la naturaleza humana: la soledad, la felicidad, el amor la
libertad, la hipocresía, la falta de autenticidad... pero no se trata de un
teatro psicológico sino alegórico, en el que la preocupación por problemas
humanos universales propicia que los dramas tengan un alcance moral que bordea
lo metafísico. Es habitual también que las tramas de las piezas queden encarnadas
en los personajes definidos históricamente, cuyos problemas individuales
adquieren una dimensión genérica. Por esa delimitación socio-histórica de los
personajes y las tramas de sus obras, el teatro de Buero ha tenido una
constante intención de testimonio o crítica social.
Las obras pertenecientes a esta
etapa son dos puntos Historia de una escalera (1949); En la ardiente oscuridad
(1950); La tejedora de sueños (1952); La señal que se espera (1952); Casi un
cuento de hadas (1953); Madrugada (1953);
Irene o el tesoro (1954); Hoy es fiesta (1955); Las cartas boca abajo (
1957 ).