Yo ya estaba allí, allí donde las personas no son lo que parecen; donde vienen, donde van; somos fantasmas perdidos en la noche, una noche profunda llena de incógnitas y misterios, donde, Dios con hombres como piezas en un tablero de ajedrez, juega. Mueve aquí, y allí; da jaque mate, y mata; y pieza por pieza vuelve a ponernos en la caja, pues hay un destino para la pieza, para el jugador y para Dios. En cualquier caso, tarde o temprano nuestro destino va a cumplirse.
Juan Félix
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