Yo ya estaba allí, cuando la ola entró por el ventanal del salón-comedor del barco, arrasó sillas, mesas, con todo su contenido, y lo peor las personas que ahí estaban, estampándolas contra la pared del fondo e impactando con todos los objetos con los que tropezaba a su paso, y el resultado final. 16 muertos, numerosos heridos entre los cuales yo me encontraba y cuantiosos daños materiales. TODA UNA TRAGEDIA.
Ricardo Regueiro Rueda
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