jueves, 4 de marzo de 2010

FERNANDO MAS

Yo ya estaba allí cuando Max Estrella entró en Café Colon hablando con un vejete con quepis. Por entre sillas y mármoles se acercaron a un hombre que estaba sentado tras de mi y no tuve que hacer gran esfuerzo para escuchar de lo que se decían. Hablaban de religión, de recuerdos y, de la muerte, con una propiedad que yo, al ser tan joven, no entendí. Cuando Max le pidió unos versos a aquel hombre, que según creí escuchar se llamaba Rubén, y este disimulo no acordarse, yo, impaciente por formar parte en aquella conversación de genios, sin saber lo que decía, les asegure que podía apuntarle.

Fernando Mas Mateu

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