viernes, 5 de marzo de 2010

JAVIER REBOLLO

Yo ya estaba allí, cuando me convocaron a la primera reunión de mi vida. Mis padres nos reunieron en el salón. Orden del día: nos vamos a vivir a Alicante. Mi mundo empezó a desmoronarse. Todo lo importante que tenía iba a desaparecer; mis amigos, mi colegio, mi gran casa de la infancia… Sólo me quedaba aquello que nunca falla, mi familia. De todo ello saqué también la primera conclusión de mi vida: los sentimientos no son buenos consejeros. Hoy soy feliz junto a mi familia en Alicante porque lo importante no es el lugar sino las personas.

Javier Rebollo

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