lunes, 1 de marzo de 2010

JOSÉ LUIS ROMERO

Yo ya estaba allí, acercándome receloso al pequeño farol. La herida del abdomen me quemaba por dentro, no pensaba con claridad y las matas del suelo se me clavaban en los pies. No sabía si en esa hacienda seria acogido, pero de una cosa estaba seguro: nunca más volvería a pisar esas tierras malditas.
JOSÉ LUIS ROMERO

No hay comentarios:

Publicar un comentario